Sobreabundancia informativa: la historia de siempre

¿Qué es esto de iniciar un post sobre el exceso de información de Internet con un tema que habla sobre la televisión?

La razón es que, en el fondo, lo que ahora se llama infoxicación tiene poco de novedoso. Se trata de un proceso que viene de lejos y sobre el que los distintos avances tecnológicos han operado como potenciadores, si bien es cierto que la irrupción de Internet ha multiplicado exponencialmente sus efectos.

Los principales efectos se pueden leer entre líneas en la propia canción: abundancia de asuntos, desaparición de fronteras geográficas y temáticas y, en suma, incapacidad de discernir con claridad lo que es “sueño o realidad”. Todo ello lleva, como apuntan análisis más concienzudos y, como destila el tono lánguido de la canción, al creciente desinterés por informarnos de lo que nos rodea.

Nos encontramos así ante la aparente paradoja de un mundo en el que la información y el conocimiento son más accesibles que nunca, pero en el que el interés por buscarlo parece incluso haber disminuido. Este fenómeno se conoce en Psicología como indefensión aprendida y consiste básicamente en que, cuando alguien tiene una oferta demasiado amplia de información, en lugar de sentir que puede ejercer un control sobre ella, se abruma al sentirse incapaz de abarcarla. Esta idea es clave para entender fenómenos de plena actualidad, como la llamada doctrina del shock, que a su vez se puede relacionar con el fenómeno de narcotizaciónPero, lógicamente, ésa no es la cuestión de este post.

INDEFENSIÓN APRENDIDA Y EDUCACIÓN

Lo importante, en el caso que nos ocupa, es analizar cómo esa sobreabundancia y la consiguiente indefensión aprendida afectan al proceso educativo. Al respecto, creo que son varias las dimensiones en que hay que abordar el problema:

Primera: nos encontramos ante un alumnado que, más que nativo tecnológico, es nativo de un cosmos en el que los mensajes se les han proporcionado desde el principio de forma masiva y en un formato breve, inconexo, atomizado. Ello acarrea mayores dificultades para un pensamiento reflexivo y, en definitiva, para un uso verdaderamente productivo del conocimiento.

Segunda: una parte del profesorado se atrinchera en los métodos memorísticos para combatir esa carencia; y el profesorado que se plantea la necesidad de cambiar la metodología se encuentra, no sólo con la sobreabundancia informativa, sino con la necesidad adicional de impartir unos currículos obsoletos y con tendencia a infinito, pero que los alumnos deben conocer si quieren aprobar sucesivas pruebas de acceso.

Sobre la primera dimensión poco puede hacer un docente. Y sobre la segunda, en tanto las leyes educativas sigan basándose en la oportunidad partidista en lugar del consenso y el asesoramiento de la propia comunidad educativa, la capacidad de actuación es limitada. Por tanto, ¿qué podemos hacer como docentes dentro del pequeño margen de movimientos que nos dejan?

Desde luego, es importante conocer herramientas de búsqueda y filtrado de información, pero… con cuidado. Porque cada vez es más apreciable cierta tendencia al fetichismo tecnológico que, más que proporcionar herramientas con las que llevar a cabo nuestros planes educativos de forma eficiente, parece una carrera por utilizar la última aplicación disponible.

Por lo tanto, volvemos al principio, a lo de siempre. A que al final, menos es más. Necesitamos, pues, docentes con un sólido conocimiento de su materia. Y este conocimiento, efectivamente, debe estar actualizado en todo momento a través de un PLE bien organizado, con sus correspondientes filtros y sistemas de gestión de información. Pero la clave residirá en su capacidad para reducir toda esa información a sus aspectos más esenciales y mostrarla así a sus alumnos. A partir de ahí, de ese mínimo indispensable, deberá fomentar la autonomía del alumnado para búsqueda de información adicional que le permita ir construyendo un conocimiento significativo de los fenómenos.

En suma, se trata de asumir la limitación respecto a pensamientos complejos que padecen muchos alumnos, adaptando nuestras clases a esa carencia para, a partir de ahí, ir sellando las fisuras del conocimiento fragmentado al que han estado sometidos desde el principio.

Y AHORA, ALGUNAS HERRAMIENTAS

Pese a lo dicho, y para cumplir con los requisitos para esta entrada, incluyo algunas de las herramientas con las que considero que se puede contribuir a manejar la marea informativa en sus diferentes fases.

1. Para la recogida de información:

a) FEEDLY

Aconsejable por ser completamente intuitiva y estar disponible no sólo a través de la web, sino también en formato de aplicación para otros soportes, como móviles o tabletas digitales.

2. Para el almacenamiento selectivo:

a) EVERNOTE: Además de completa, permite la organización en nube pero a través del clásico sistema de carpetas, por lo que aquellas personas que aún no estén especialmente familiarizadas con el uso de etiquetas pueden igualmente ir almacenando información significativa de una manera estructurada y recuperarla con facilidad en función de sus necesidades.

b) DIIGO: La diferencia respecto a Evernote es que está más orientada a compartir los enlaces que consideramos interesantes y a buscar entre los que otros grupos con intereses afines han compartido. Además, la existencia de comunidades sobre temas específicos permite estar al día y profundizar en nuestro área de interés.

3. Para la puesta en común y reformulación:

a) TRELLO: Muchas veces disponemos de muchísima información y nos planteamos qué hacer con ella. Aunque quizá la mención de esta aplicación escapa en cierta manera del concepto de infoxicación, la incluyo porque me parece de gran utilidad para que, tanto docentes como alumnos, aprendamos a marcarnos objetivos concretos cuando realizamos trabajos conjuntos. Su simplicidad es apabullante, pero a su vez es su gran potencial, ya que podemos visualizar de una sola vez los pasos que debemos desarrollar para conseguir un proyecto final. En el caso práctico de un aula, sería muy interesante pedir a los alumnos que hagan un trabajo en grupo sobre un tema en cuestión y que, una vez concluido, además de presentar en clase el propio trabajo, nos enseñen a través de Trello cómo se han distribuido las tareas, en qué fases han dividido el trabajo, la información que han ido intercambiando…

b) GOOGLE DRIVE: El hecho de que esta suite ofimática funcione en nube permite que en los trabajos en grupo los participantes puedan hablar mientras elaboran un producto final, que se corrijan unos a otros los materiales aportados y, en definitiva, que compartan sus aportaciones con una enorme flexibilidad espacio-temporal.

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