Comunidades educativas: Flipped Classroom/Clases del revés

Hasta hace dos días no tenía ni la más remota idea sobre qué consistía esto de “Flipped Classroom“. De hecho, de no ser por este Mooc, es probable que hubiera pasado mucho más tiempo antes de saberlo. La edad se va notando en la talla de pantalones, el sospechoso aumento de fines de semana tipo película y manta y la tendencia natural a huir de anglicismos que suenan a esnobismo superficial y pasajero.

Pero, aunque el término pueda sonar a eso, he comprendido que las Flipped Classroom son algo bastante sencillo y que, de hecho, inconsciente y parcialmente, ya he aplicado en algunas de mis clases. A grandes rasgos, consiste en invertir el patrón clásico de impartir contenidos en el aula y mandar deberes en casa, de forma que ahora los contenidos básicos se reciben en casa y las sesiones en el aula se aprovechan para desarrollar actividades que permitan una atención mucho más personalizada, así como detectar cuáles son las principales dificultades de aprendizaje del alumnado.

Para todo ello, sin duda, la tecnología es de gran ayuda, pero esta metodología no surge gracias a ella. Sin ir más lejos, en mis años de facultad tuve un profesor que nos dejó a principios de curso los apuntes de su asignatura. En cada clase nos informaba de qué teníamos que llevar leído para la siguiente sesión y, a partir de ahí, dedicábamos todo el tiempo a utilizar materiales como vídeos, fotografías o textos que ilustraban lo estudiado y que siempre derivaban en unas clases muy amenas y participativas. Así, la secuencia final de Pink Flamingos y la famosa escena del ojo y la cuchilla de Un perro andaluz sirvieron para ilustrar como ningún manual podría haber explicado mejor, la diferencia entre un plano secuencia y una secuencia con varios planos montados. ¡Como para olvidarlo!

En cualquier caso, ahora el contexto es otro. Si a finales de los 90 lo complicado era conseguir Pink Flamingos o Un Perro Andaluz, lo difícil actualmente es rescatarlas del marasmo sensitivo al que están sometidos los adolescentes para que puedan tener significado en su aprendizaje. Aquí es donde entra nuestra labor como filtradores en un entorno infoxicado, que ya se ha abordado en otros apartados del curso y del blog.

Y precisamente es en este contexto de infoxicación en el que creo que cobra aún más sentido la metodología inversa que promueven las Flipped Classroom. Porque implica rentabilizar las oportunidades tecnológicas de que disponemos, porque conlleva un aprendizaje sobre el uso productivo de esa tecnología por parte del alumnado y el profesorado -incidiendo en la competencia digital- y porque además permite un uso mucho más funcional de las sesiones en el aula, donde se podrán plantear y resolver todo tipo de dudas, profundizar en contenidos colaterales, fomentar actividades cooperativas… Por tanto, éstas son las razones fundamentales por las que me he decantado por la comunidad virtual “Flipped Classroom, ¿te apuntas?“.

¿CÓMO APLICAR ESTA METODOLOGÍA?

Asentados los conceptos básicos sobre qué son las clases al revés, lo difícil es ponerse manos a la obra y diseñar una programación que se base en esta metodología. Además, si se indaga un poco en proyectos que circulan por Internet, vemos que en muchos de ellos participan docentes de áreas dispares, a fin de proporcionar un carácter transversal. La idea es fantástica, pero ante todo considero que el éxito de cualquier iniciativa reside en el realismo y la paciencia.

Y para ser realistas hay que tener presente la estructura de nuestros centros educativos. En ellos podemos distinguir dos grandes tipologías de trabajadores:

– Docentes funcionarios

– Docentes interinos

A su vez, dentro de cada una de esas categorías habrá docentes abiertos a este tipo de iniciativas y otros más reacios. Así pues, podemos hablar en general de plantillas poco estables y con un interés variable por la innovación educativa. En este contexto, ¿se pueden plantear proyectos transversales? Difícilmente. Por ello, quizá lo más pragmático sería promover de entrada la puesta en práctica de esta metodología por materias individuales. Y, cuando los docentes estén familiarizados y las diferentes coyunturas lo permitan, iniciar caminos más ambiciosos.

Por lo tanto, como docente, disponer de un PLE que permita una formación constante tanto en esta cuestión como en todo lo relativo a la innovación educativa, resulta imprescindible. En el caso concreto de las clases del revés, me resultan de especial utilidad los siguientes autores:

Meritxell Viñas / @totemguard: Es la autora de la web TotemGuard, dedicada a la aplicación en educación de las TIC. Ofrece visiones muy prácticas y creativas de cómo usar herramientas y apps de todo tipo para sacarle provecho didáctico, dando muchas ideas que luego pueden ser adaptadas a los casos concretos de nuestras clases. No se centra en las clases al revés, pero sin duda el modo en que usa las TICs es muy inspirador para aplicarlas en esta metodología.

– Jon Bergmann / @jonbergmann: Profesor de Lake Forest, en Illinois, y uno de los pioneros en en las Flipped Classroom. A través de su cuenta ofrece numerosos ejemplos de clases impartidas con esta metodología, lo cual permite ir acumulando ideas para una posterior aplicación a nuestros entornos.

– Ramiro Aduviri / @ravsirius: Profesor en La Paz, Bolivia, también ofrece casos prácticos de clases del revés, con la ventaja de que la mayoría de ellos están en castellano.

En cuanto a blogs o webs en las que estar al tanto y obtener recursos útiles para las Flipped Classroom, por el momento las más útiles me están resultando:

– TotemGuardYa hemos hablado de ella a través de su autora, que aquí amplía sus contenidos.

– EdutopiaInfinidad de recursos sobre innovación educativa, gran parte de ellos orientados a esta metodología.

 

Sobreabundancia informativa: la historia de siempre

¿Qué es esto de iniciar un post sobre el exceso de información de Internet con un tema que habla sobre la televisión?

La razón es que, en el fondo, lo que ahora se llama infoxicación tiene poco de novedoso. Se trata de un proceso que viene de lejos y sobre el que los distintos avances tecnológicos han operado como potenciadores, si bien es cierto que la irrupción de Internet ha multiplicado exponencialmente sus efectos.

Los principales efectos se pueden leer entre líneas en la propia canción: abundancia de asuntos, desaparición de fronteras geográficas y temáticas y, en suma, incapacidad de discernir con claridad lo que es “sueño o realidad”. Todo ello lleva, como apuntan análisis más concienzudos y, como destila el tono lánguido de la canción, al creciente desinterés por informarnos de lo que nos rodea.

Nos encontramos así ante la aparente paradoja de un mundo en el que la información y el conocimiento son más accesibles que nunca, pero en el que el interés por buscarlo parece incluso haber disminuido. Este fenómeno se conoce en Psicología como indefensión aprendida y consiste básicamente en que, cuando alguien tiene una oferta demasiado amplia de información, en lugar de sentir que puede ejercer un control sobre ella, se abruma al sentirse incapaz de abarcarla. Esta idea es clave para entender fenómenos de plena actualidad, como la llamada doctrina del shock, que a su vez se puede relacionar con el fenómeno de narcotizaciónPero, lógicamente, ésa no es la cuestión de este post.

INDEFENSIÓN APRENDIDA Y EDUCACIÓN

Lo importante, en el caso que nos ocupa, es analizar cómo esa sobreabundancia y la consiguiente indefensión aprendida afectan al proceso educativo. Al respecto, creo que son varias las dimensiones en que hay que abordar el problema:

Primera: nos encontramos ante un alumnado que, más que nativo tecnológico, es nativo de un cosmos en el que los mensajes se les han proporcionado desde el principio de forma masiva y en un formato breve, inconexo, atomizado. Ello acarrea mayores dificultades para un pensamiento reflexivo y, en definitiva, para un uso verdaderamente productivo del conocimiento.

Segunda: una parte del profesorado se atrinchera en los métodos memorísticos para combatir esa carencia; y el profesorado que se plantea la necesidad de cambiar la metodología se encuentra, no sólo con la sobreabundancia informativa, sino con la necesidad adicional de impartir unos currículos obsoletos y con tendencia a infinito, pero que los alumnos deben conocer si quieren aprobar sucesivas pruebas de acceso.

Sobre la primera dimensión poco puede hacer un docente. Y sobre la segunda, en tanto las leyes educativas sigan basándose en la oportunidad partidista en lugar del consenso y el asesoramiento de la propia comunidad educativa, la capacidad de actuación es limitada. Por tanto, ¿qué podemos hacer como docentes dentro del pequeño margen de movimientos que nos dejan?

Desde luego, es importante conocer herramientas de búsqueda y filtrado de información, pero… con cuidado. Porque cada vez es más apreciable cierta tendencia al fetichismo tecnológico que, más que proporcionar herramientas con las que llevar a cabo nuestros planes educativos de forma eficiente, parece una carrera por utilizar la última aplicación disponible.

Por lo tanto, volvemos al principio, a lo de siempre. A que al final, menos es más. Necesitamos, pues, docentes con un sólido conocimiento de su materia. Y este conocimiento, efectivamente, debe estar actualizado en todo momento a través de un PLE bien organizado, con sus correspondientes filtros y sistemas de gestión de información. Pero la clave residirá en su capacidad para reducir toda esa información a sus aspectos más esenciales y mostrarla así a sus alumnos. A partir de ahí, de ese mínimo indispensable, deberá fomentar la autonomía del alumnado para búsqueda de información adicional que le permita ir construyendo un conocimiento significativo de los fenómenos.

En suma, se trata de asumir la limitación respecto a pensamientos complejos que padecen muchos alumnos, adaptando nuestras clases a esa carencia para, a partir de ahí, ir sellando las fisuras del conocimiento fragmentado al que han estado sometidos desde el principio.

Y AHORA, ALGUNAS HERRAMIENTAS

Pese a lo dicho, y para cumplir con los requisitos para esta entrada, incluyo algunas de las herramientas con las que considero que se puede contribuir a manejar la marea informativa en sus diferentes fases.

1. Para la recogida de información:

a) FEEDLY

Aconsejable por ser completamente intuitiva y estar disponible no sólo a través de la web, sino también en formato de aplicación para otros soportes, como móviles o tabletas digitales.

2. Para el almacenamiento selectivo:

a) EVERNOTE: Además de completa, permite la organización en nube pero a través del clásico sistema de carpetas, por lo que aquellas personas que aún no estén especialmente familiarizadas con el uso de etiquetas pueden igualmente ir almacenando información significativa de una manera estructurada y recuperarla con facilidad en función de sus necesidades.

b) DIIGO: La diferencia respecto a Evernote es que está más orientada a compartir los enlaces que consideramos interesantes y a buscar entre los que otros grupos con intereses afines han compartido. Además, la existencia de comunidades sobre temas específicos permite estar al día y profundizar en nuestro área de interés.

3. Para la puesta en común y reformulación:

a) TRELLO: Muchas veces disponemos de muchísima información y nos planteamos qué hacer con ella. Aunque quizá la mención de esta aplicación escapa en cierta manera del concepto de infoxicación, la incluyo porque me parece de gran utilidad para que, tanto docentes como alumnos, aprendamos a marcarnos objetivos concretos cuando realizamos trabajos conjuntos. Su simplicidad es apabullante, pero a su vez es su gran potencial, ya que podemos visualizar de una sola vez los pasos que debemos desarrollar para conseguir un proyecto final. En el caso práctico de un aula, sería muy interesante pedir a los alumnos que hagan un trabajo en grupo sobre un tema en cuestión y que, una vez concluido, además de presentar en clase el propio trabajo, nos enseñen a través de Trello cómo se han distribuido las tareas, en qué fases han dividido el trabajo, la información que han ido intercambiando…

b) GOOGLE DRIVE: El hecho de que esta suite ofimática funcione en nube permite que en los trabajos en grupo los participantes puedan hablar mientras elaboran un producto final, que se corrijan unos a otros los materiales aportados y, en definitiva, que compartan sus aportaciones con una enorme flexibilidad espacio-temporal.